Como un adolescente creciendo en Long Island, NY estaba rodeado de música… Zeppelin, Rush, Ozzy y Van Halen explotaban en la radio, había una banda en cada garaje en mi cuadra y todo el mundo tocaba guitarra. El rock y el metal eran tomados muy en serio por toda la costa este y sus suburbios y a menudo estaba la opinión de algún guitarrista experimentado y sus palabras eran consideradas como sagrada escritura.

Era, de hecho, como yo empecé a emocionarme con estos guitarristas y al final terminaron teniendo una profunda influencia en mi como guitarrista joven, algunos Steve Morse y Al DiMeola, y ahí fue donde escuché por primera vez de MESA/Boogie.

Nunca olvidaré cuando visité una tienda de música local (donde eventualmente terminaría siendo empleado como profesor de guitarra) y uno de esos respetables ancianos me dijo; “Si quieres probar un amplificador de guitarra real, toca a través de un Boogie.”

Inmediatamente quedé intrigado por el nombre ‘funky’ y cuando conecté mi guitarra en uno de los que estaban en la tienda y escuché el rugido americano, un equipo hecho de tubos que llenó cada esquina de esa pequeña tienda de música, me convertí en un fanático Boogie al instante. Nunca me olvidaré de eso. ¿Qué demonios era esa cosa? ¿Hecho en Petaluma? ¿Dónde era eso? Debió haber dicho que estaba hecho en el Polo Norte por los elfos de Santa. Quizás habían elfos de los tonos viviendo en el norte de California que laboraban en su mesa de trabajo cubierta de tubos y tablas de circuito y construyendo estas máquinas de sonido que te cambiaban la vida. ¿Quién sabe? A pesar de mi ingenuidad, desde ese momento seguía teniendo encuentros accidentales con Boogie en diferentes escenarios y circunstancias.

Experiencias como oír el tono de un Dios de un héroe guitarrista local y descubrir que estaba tocando a través de un Boogie. O ver a Pat Thrall tocar con Jack Bruce en algún lugar acaudalado cercano y estar totalmente impresionado por el tono en cascada viniendo de este pequeño cabezal en el escenario con el nombre ‘Boogie’ en todo el frente. O el gran momento de estar completamente envuelto en los masivos tonos de guitarra de ‘Master of Puppets’ de Metallica por primera vez y luego enterarme de que estaba escuchando nada más y nada menos que el legendario MARK IIC+.

Sin más que decir, me convertí en un fanático de todo lo que hacía Boogie y no solo terminé siendo algo así como un coleccionista, sino que sin saberlo el estilo que desarrollé como guitarrista estará siempre unido y asociado como ese ‘sonido Boogie’. No puedo ni describir el impacto que tuvo este descubrimiento en mí desde entonces.

Siempre ha habido algo mágico a la hora de comprar un nuevo Boogie y hacerlo sonar por primera vez. De hecho, todavía recuerdo que después de haber hecho la orden de un Quad Preamp, 295 Power Amp, Midi Matrix, un controlador Abacus Midi y un rack Shock-Mount, estaba esperando la entrega y luego vi el camión llegar a mi casa. Fue como Navidad para mí.

Como era de esperarse, no solo era el asombroso gear MESA/Boogie que gritaba calidad, buena fabricación e integridad artística que me enganchó, también era la inmediatez y el servicio al cliente que la pequeña empresa de California me ofreció, incluso sin ser conocido y sin ser un guitarrista joven profesional. Aún recuerdo mi primera llamada del servicio de clientes y era nada más y nada menos que Doug West, que me trató como si yo estuviese en Metallica y no como otro niño de Long Island con un amplificador nuevo. Esa llamada y las relaciones con Doug, Randy, Jim y toda la familia Boogie terminarían desarrollándose en un futuro lejano. Significó bastante para mí.

Adelantándonos a mí y a Dream Theater, siendo lo suficientemente afortunado de convertir esa pasión juvenil en una carrera completa en la música y esos momentos de amabilidad, servicio, lealtad y descubrimiento tonal encontraron su camino para servirme en mi vida profesional. Tanto así que puedes oír un MESA/Boogie en cada álbum de DT grabado, en vivo o de estudio, así como en mi álbum solitario del 2005 ‘Suspended Animation’.

De hecho, nada demuestra más la imponente presencia signature del icónico MARK IIC+ que el riff inicial de ‘Jaws of Life’ o ‘Damage Control’ o define los tonos expresivos y líquidos que he llegado a amar como en ‘Glascow Kiss’.

Esto me lleva a mi descubrimiento personal del ‘Santo Grial’ de Boogie , el MK IIC+ y eventualmente a mi propio amplificador signature que lleva su nombre. Era mi buen amigo, un constructor de racks para las estrellas que se convirtió en un magnate del vino Mark Snyder quien por primera vez me mostró el ahora casi mítico amplificador. Aún puedo recordar claro como el día, ir hasta Brooklyn y conectarme en mi primer C+. Solo puedo decir que la experiencia fue…religiosa. Supe eso desde ese momento, mi vida de persecución tonal había cambiado por siempre.

Ahora, he tocado a través del Studio Preamp, Quad Preamp, Dual y Triple Rectifier, Road King, Triaxis, Formula Preamp, Lonestar, MK IIB, MK III, MK IV y MK V (para nombrar algunos!) los cuales son todos unos monstruos sagrados del tono en su propia manera, pero fue el IIC+ el que tuvo el mayor impacto.

Empecé a hacer algunas investigaciones sobre las diferentes encarnaciones hechas en los años 80’s. Los diferentes transformadores, las variaciones de poder, los tubos Sylvania originales, etc. Y empecé a considerarme a mí mismo como un conocedor del C+. Hasta sabía buscar la inscripción escondida de Mike B. escrita con marcador negro en el panel trasero para descifrar si ese MK IIC era realmente la versión “+”! Terminé gravitando alrededor de un sonido específico que terminé llevando en el camino y en el estudio.

Si le hubieses dicho a mi “Yo” de 16 años que un día habrá un MESA/Boogie IIC+ con mi nombre en él, me hubiese reído con incredulidad y te hubiese descartado como un charlatán malicioso. Pero…Aquí estamos. El JP-2C ha nacido! Cuando la realidad de hacer un amplificador signature llegó, el énfasis se posó en hacer una reedición del auténtico C+ en todo el sentido de la palabra, desde el transformador masivo hasta los circuitos y todo lo que lleva por dentro. Randy no solo votó por asumir ese compromiso sino que mantuvo su promesa para hacer lo que él pudiese, incluso tratamos de sobrepasar el original. Ahora, esto debe ser difícil de creer para cualquier purista del C+ pero… hemos superado el Santo Grial.

Para mí, una vez que las propiedades tonales estaban intactas, era hora de mejorar las limitaciones del rendimiento del original y llevar ese rasgo del set al siglo 21. Ya sea incluyendo los tres canales separados con un canal independiente EQ, teniendo dos canales lead y no solo uno sino dos canales gráficos asignables EQ´s, agregando una capacidad midi construyendo el CabClone DI, o la característica del SHRED modernizado, la meta era hacer que un amplificador te proporcionara todo lo que se necesita para el escenario o para el estudio. Todo lo que un guitarrista pudiese necesitar no solo para producir el mejor sonido limpio, crunch y sonidos leads del planeta pero también tener acceso en un instante a cualquier ajuste que necesites. Ahí lo tienes, nuestro reto y nuestra misión… para crear un “hazlo todo” de la amplificación de guitarras. Creo que lo logramos… y espero que estés de acuerdo.

No puedo estar más orgulloso de tener mi nombre en lo que, en mi opinión, puede que haga historia como el mejor amplificador de guitarra alguna vez hecho y estaré por siempre agradecido por la oportunidad que se me ha dado con esta maravillosa familia y equipo de artistas e innovadores. Ahora, te toca disfrutar de toda la historia y el trabajo duro que se puso en la creación!

Aquí tienes tu Tone Mission personal. Puede que el JP-2C te traiga años de éxtasis tonal y revelaciones artísticas.