¿Qué son los delays?
Son un tipo de procesador de tiempo, así como el reverb, que duplican la señal que les enviamos y la repiten cada cierto intervalo de tiempo fijado por el usuario. A veces nos referimos a ellos con la palabra eco, sin embargo el eco es un término técnico para referirse a un tipo de delay específico.
Los delays son usados de incontables maneras en las mezclas profesionales, ya que mediante su uso se crea una sensación de profundidad con menos posibilidades de enmascarar otros sonidos, ya que se trata de repeticiones discretas en el tiempo.
Se usan mucho en voces, para crear efectos especiales con las mismas, en guitarras y melodías solistas, en instrumentos de viento, en teclados y en cualquier ocasión que necesitemos generar espacialidad sin usar reverberación.
EVOLUCIÓN DEL DELAY. DEL SIGLO XX AL SIGLO XXI
La aparición del delay o del retardo como efecto de sonido al principio no estuvo ligado al uso como herramienta musical de composición. Antes de la invención de la cinta magnética y de los pedales digitales los primeros retardos se crearon mediante líneas telefónicas para servir como medio de almacenamiento. Hablamos de 1920. El retardo consistía en que la señal de radio se transmitía a cientos de kilómetros de la estación radiofónica y se devolvía de la misma forma. Esa ida y vuelta generaba una demora que permitía mezclar la señal original con la señal de retardo con el fin de mejorar la calidad de la retransmisión. Sin embargo, esta forma de retraso era poco práctica y dependía del tipo de infraestructura telefónica.
Con la cinta magnética todo fue distinto. Ésta permitía recoger sonidos que posteriormente podían ser manipulados, acortando o alargando la cinta o ajustando los cabezales, creando así un efecto de eco. Los primeros en emplear esta técnica fueron algunos compositores de música clásica como Pierre Schaeffer, uno de los exponentes de la música concreta, cuyo trabajo estuvo ligado estrechamente con el mundo radiofónico; o el famoso compositor Karlheinz Stockhausen, que experimentó con sistemas de grabación, reproducción y procesamiento del sonido, utilizando tapes loops (bucles de cinta) para crear patrones de sonido repetitivos, creando así un retardo artificial en muchas de sus composiciones entre las que destaca “Gesang der Jünglingle” (1955-1956). También la utilizó en vivo para la obra “Solo” (1965-1966).
Esas primeras unidades con cinta magnética eran voluminosas y poco manejables, como la Philips EL-3503, que permitía manipular la cinta sobre la que previamente se grababan los sonidos. Pero no tardaron mucho en aparecer las grabadoras portátiles, que incorporaban un cabezal de impresión y otro de reproducción. El guitarrista al tocar dejaba registrada la señal en el cabezal de impresión que al pasar, en milisegundos, al cabezal de reproducción, generaba de esa forma un efecto de retardo.
Antes de que se inventara la tecnología de retardo, el efecto tuvo que ser grabado en un espacio natural reverberante, lo cual causaba bastantes inconvenientes a músicos e ingenieros. No mucho más tarde comenzaron a salir al mercado las primeras unidades con efectos tape echo, que permitían al músico ajustar los parámetros para producir ecos de cualquier intervalo y amplitud.
En la década de los cincuenta son ya varios modelos de unidades portátiles basadas en la tecnología de cinta magnética las que se comercializan, algunas de ellas incorporadas a los mismos amplificadores de guitarra como fue el caso del Ray Butts Echosonic (1953). Estas unidades portátiles permitieron su uso en vivo —claro antecedente de los modernos pedales analógicos y digitales— cuya finalidad era trasladar todas las posibilidades del efecto delay al escenario.
Estas invenciones fueron desarrollándose en el tiempo introduciendo nuevos cabezales de reproducción y controles de velocidad de cinta dando mayor flexibilidad a la hora de crear los retardos. Con la adición de estos controles se pudieron generar múltiples repeticiones (multi-tap) de la misma señal en lugar de una sola repetición. Es aquí cuando toma su lugar la unidad de retardo de cinta magnética Echoplex (1959), diseñada por Mike Battle, y heredera de la Echosonic, más conocida como Maestro Echoplex, que pronto se convertiría en uno de los aparatos más codiciados por músicos de hoy y siempre. Una de las particularidades de la Maestro Echoplex fue el empleo de válvulas, de ahí que el Echoplex sea reconocido por su sonido cálido y redondo.
Hasta la década de los setenta no hubo competencia para la Maestro Echoplex. En esa época la marca Roland creó el archiconocido Space Echo (1974), revolucionando el concepto de efecto portátil mediante la construcción de un efecto de retardo de cinta sobre una pequeña cabina de aspecto parecido a un pequeño cabezal de amplificador, con varias entradas y distintos controles que permitían al usuario introducir diferentes parámetros de repetición y ecualización, por lo que se convirtió en el aliado imprescindible de los músicos en gira y de uso habitual en estudios de grabación. El modelo RE-201 del Space Echo es en la actualidad un efecto de delay que roza el mito. Aún utilizado por muchas bandas, aunque en la práctica pocas de ellas sigan usándolo en directo, no es menos cierto que se sigue empleando para grabaciones de estudio, o mediante pedales digitales que emulan el sonido y las características de tan destacado producto.
