Single coils, algo así como la música de los años 90: O los amas, o los odias. Vamos a hablar un poco de algo que ha estado ahí por mucho tiempo, y aún así tiene a las compañías buscando maneras de darnos variaciones, innovación, nuevas tecnologías, sin dejar atrás “el clásico sonido” que todos quieren pero a veces no obtienen por un aspecto en específico que los convierte en detractores inmediatos de este tipo de pastillas (micrófonos, cápsulas, y demás maneras de decirle en todo el territorio latinoamericano) 

Sí, claramente estoy hablando del ruido. Ese hum que hace el ciclo de 60hz y que es básicamente la premisa que hizo que hoy tuviésemos humbuckers.

Tener una guitarra con single soils es una relación de amor/odio para muchos; sin embargo, debo decir desde lo más personal, que en mi caso he podido abrirme un poco más a las posibilidades, y afrontar el problema, interiorizarlo, y aceptarlo, como algo natural que no debe alejarme del sonido que tengo en mi mente. Eso es exactamente lo que quiero transmitirte, querido lector, con este artículo. 

A nadie le gusta que su instrumento haga ruidos, eso es una verdad absoluta y no vamos a discutir eso. Si ese no fuera un problema, no tendríamos infinidades de noise supressors, gates, y demás cosas que hagan que nuestro instrumento esté callado hasta que pulsamos una nota. “Que solo suene cuando quiero”, es un pensamiento bastante común y con todo sentido; sin embargo, al hablar de ruido, creo bien que hay dos tipos de ruidos -si podemos permitirnos esta categorización innecesaria-. El ruido “malo” y el ruido “bueno”. 

Por ruido malo quiero incluir al ruido que se origina en fallas técnicas, sea del amplificador, de un pedal, de un cable de mala calidad que usas para conectar tus pedales, o de una mala soldadura -este podría ser uno de los peores, porque lleva a muchos a tener que llevar el instrumento a un especialista o, si eres como yo, a abrirlo y revisar sus entrañas a ver qué te salió mal cuando decidiste instalar tú mismo los micrófonos nuevos en tu guitarra-. Este ruido por lo general resulta ser incontrolable, imposible de dominar, terrible para cualquier aplicación práctica, y tiende a arruinar por completo lo que queremos hacer, sea un ensayo, un toque, o practicar en casa.

¿Y el ruido bueno? ¿Por qué es bueno?

Voy a no-extenderme en este punto para hablar de esto en otra entrega, pero vamos a meter en esta categoría a dos tipos de ruidos que creo que pueden resultar tanto interesantes, como inherentes en los equipos que usamos y dominables sin generar mayor daño. En este caso quiero dejar al feedback (controlado, nada de esas cosas de poner el micrófono vocal al frente de un monitor, sino más bien ese que se genera cuando “queremos” y conseguimos hacer sonidos interesantes al poner la guitarra frente al ampli, o sacarlo a lucir en el momento cumbre de una canción. Para ejemplos de esto quiero que revisen una banda, Death From Above 1979, y conseguirán ejecuciones estelares en lo que se refiere a controlar el feedback a tu favor. Hablaremos de esto en otro artículo, tranquilo) e incluir también al ruido natural que generan los single coils (los de verdad, nada de noiseless, o stacked humbuckers, ellos no son el foco de este artículo, por ahora). 

La búsqueda incesante de asesinar por completo un aspecto técnico inherente y natural en la construcción de las pastillas simples, nos ha llevado a usar una variedad de alternativas para eliminar ese “hmmmmm” que tanto odiamos, pero con la fantasía de que nuestro tono se mantendrá intacto. De ahí entonces que todos los supressors y variaciones de pastillas ofrezcan siempre un tono “completamente natural” cuando, realmente, sí se pierde algo. No podemos esperar que un Dimarzio HS3 suene igual que una pastilla de una Stratocaster del 54, simplemente no. Tampoco podemos esperar que un aparato que mata la señal una vez esta baja de cierto “umbral” de ruido, nos permita el mismo sustain precioso que todos atesoran. Podemos jugar un poco con esas cosas, y podemos llegar a una relación de ceder, en cuanto a lo perdemos vs. lo que ganamos se trata, sí, pero no va a ser nunca, “lo mismo, pero callado”.

No se trata de echar debajo del autobús a los micrófonos stacked, o noiseless, o a los pedales que a tantos han ayudado, sino más de simplemente poder aceptar los aspectos naturales de nuestro instrumento y sus componentes para sacar lo mejor de ellos, con la menor pérdida.

Los single coils tienen un tono único, por eso los prefiero. Tienen un carácter orgánico bien interesante, una manera particular de manejar las dinámicas al tocar, una sensibilidad impresionante a las variaciones de niveles de señal que reciben (sea jugando con el pot de volumen, o tocando más suave o más duro) que sencillamente, para mi, los hacen geniales. El nivel de expresividad que me ofrecen estos micrófonos, va completamente acorde y alineado con mis objetivos “tonales” en casi todas las aplicaciones. “Casi”, porque claramente no aplica cuando la distorsión es excedida y se empieza a volver incontrolable la cosa. Si tocas metal muy pesado, entiendo que no te llame la atención una Stratocaster y este artículo probablemente no sea para ti. 

Aceptar y comprender los beneficios, funcionalidades, características y limitaciones de nuestro instrumento solo nos llevará a lograr con mayor efectividad lo que queremos lograr. No veas las limitaciones del mismo como un problema en sí, sino como una manera de retarte, porque retarse es bueno, y podría ayudarte a ser un mejor músico en general.

Por ahí dice en reiteradas ocasiones Jack White que a él le gustaba, cuando White Stripes, utilizar las guitarras que usaba porque tenía que luchar un poco con el instrumento y conseguir la manera de sonar lo mejor posible, así el instrumento no lo fuera.

De eso se trata.

No pelees con el ruido, sino consigue maneras de darle la vuelta a tu favor. Quizás, estás usando mucho gain, y al bajarle un poco, tienes la oportunidad de ser más expresivo al tocar. No busques tantas maneras de asesinar el ruido con supresores, sino entonces consigue maneras de jugar con el volumen de tu instrumento al tocar, para saber cuándo empezar a cortar la señal, una vez la duración de la nota que querías, cumplió su cometido. De repente, no necesitas un pedal de alta ganancia para tocar lo que todas, sino que puedes considerar otras opciones, para domar la bestia y, con suerte, tal vez consigas esa pieza de Gear que te de el tono de verdad, el perfecto, y que no sabías que necesitabas porque estabas cegado por otros factores tonales.

Quizás, y solo quizás, al hacer cosas de este estilo, puedas conseguirte mejor como músico.

No busques asesinar a la bestia, busca hacer que trabaje para ti. Rétate, dale vueltas al setup, y siempre abrirás posibilidades nuevas gracias a un nuevo approach tonal.

Suerte en tu búsqueda.

¿Tienes un Single Coil favorito? Los míos siempre han sido los 57/62 de Fender, pero no me canso de probar. Me encantan. ¿Y tú? ¡Hablemos de Gear!

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