1954, un año que para muchos es tan lejano que es imposible de siquiera pensar en cómo podía ser el mundo en ese momento pero, a su vez, para muchos de nosotros significa una revolución en cuanto a lo que a manufactura de instrumentos se refiere. Si vamos a la data dura, realmente 1954 no nos dice nada porque la gran mayoría de los que convivimos en esta grandiosa comunidad de habla hispana dedicada al gear, no estaba siquiera en planes de nacer, remotamente cerca de ese año. ¡Caramba! si es que hasta mi madre nació en el 56, ¿cómo pensar en algo antes de ella? Completamente entendible. Menos mal no estamos hablando de acontecimientos culturales en ese momento en la historia de la humanidad, porque ahí, en lo que se trata de historia, sí estoy un poco más falto de conocimientos. A fin de cuentas, si sé de algo, es de guitarras, y de eso me dedico a hablar. 

Cuando hablamos de “guitarra eléctrica” con una persona que quizás no sea tan ducha en el tema -y no se dedique a ver fotos de guitarras y leer las especificaciones como si fuera el menú de un restaurante- lo más probable es que a su mente venga instantáneamente una Stratocaster -indiferentemente si sabe qué es una Stratocaster o no- y, ¡con toda la razón! No por algo Fender dice a diestra y siniestra que es la guitarra eléctrica más popular de la historia (estés de acuerdo con esta afirmación o no, tienes que reconocer que no es del todo mentira).

Vamos a entonces echarle su respectiva ronda de flores a una guitarra que marcó más que a una generación o un género de música, cambió sencillamente la manera de entender las capacidades del instrumento en todos los aspectos posibles:

Cuerpo contorneado: Y es que si no es mi característica favorita de esta guitarra, es una de las que está en el top del ranking. Una cosa es tocar una Telecaster o una Les Paul, y la otra es sentir cómo una Stratocaster pareciera estár hecha a la medida para uno. La resistencia que opone el instrumento en términos de comodidad a la hora de tenerla contra el cuerpo -y apoyar el brazo- es simplemente espectacular. Bien jugado, Leo. Sin duda alguna, una mejora sustancial en lo que se refiere a comodidad, versus la primera guitarra de producción masiva que popularizó la marca, y que marcó un antes y un después. 

Variedad tonal: ¿Qué es mejor que tener dos micrófonos para escoger con un suiche de 3 posiciones? Tener tres micrófonos. Las posibilidades sónicas que otorga un instrumento como este son impresionantes, tanto así que nos tomó -a la humanidad en general- cometer una barbaridad tal como trancar el suiche en las posiciones intermedias, para descubrir que había más de lo que conocíamos como estándar. Así nació más adelante entonces, la strat como la conocemos ahora, con su suiche de 5 posiciones. Combinar cualquiera de los single coils de los extremos, con el del medio -que además pasaría a ser uno con bobinado y polaridad inversa para generar cancelación de ruido- nos otorga en un instrumento una variedad tonal que nos permite tocar casi cualquier género posible con tan solo mover una palanca. De nuevo, algo que ahora consideramos como “cualquier cosa”, en su momento fue genial.

Ni hablar en general de los tonos que esconde cada uno de las pastillas cuando las escogemos individualmente. Tienes todo el “bite” en el puente, angulado para acentuar ciertas frecuencias en la longitud de las cuerdas, y todo el cuerpo que está detrás del micrófono del mástil. Yo no uso realmente el mic del medio mucho, pero si es suficiente para Mark Knopfler, es suficiente para el resto de nosotros mortales, así no sea tu favorito.

Complementa esto con dos perillas de tono y una de volumen y sinceramente está bien difícil no sacar una infinidad de tonos de una Stratocaster. Que sirva esto de consejo para que empieces a jugar con las perillas que muchos no tocan, porque descubrirás cosas increíbles en lo que entendemos como un setup bien sencillo, pero realmente es bastante más complejo de lo que nos tomamos el tiempo de entender.

Puente trémolo/vibrato sincronizado: Una cosa es un Bigsby y otra cosa es el puente de una Stratocaster, por lo que realmente no resalto que fue el primero en generar posibilidades de vibrato (comúnmente llamado trémolo), pero sí resulta ser una pieza de ingeniería tal, que con poco mantenimiento, provee una herramienta con posibilidades expresivas más allá de lo común y corriente. Toda la magia que está detrás de un bloque de metal, 3 resortes (o 5, si eres esa clase de personas), y una palanca, es imposible de dejar pasar por alto. Notemos además la facilidad de entonar y calibrar una Stratocaster versus, digamos, su hermana más country, la Telecaster, que originalmente contaba con barriles que sostenían 2 cuerdas, y entenderás entonces el genio detrás de cosas tan sencillas. Seguro, el tune o matic y las teles con 6 “carritos” son algo que abundan hoy día, pero concentrémonos en lo importante: Es grandioso, fue grandioso, y no deja de ser increíblemente fácil hacerle setup a una Stratocaster. Lo que me lleva al siguiente punto…

Facilidad de mantenimiento: Porque si pensabas que la chapa de una Stratocaster era una manera de hacer que se viera interesante, y un accesorio, pues te contamos que no. Una manera de facilitar la manufactura en masa de estas guitarras fue la incorporación de una chapa plástica que podría contener en sí misma a casi toda la electrónica del instrumento, permitiendo entonces tener una parte de la fábrica dedicada a hacer todo el cableado correspondiente, y luego, al completar el instrumento y atornillarla en su sitio, quedaban solo dos cables por soldar. Además de esto, ante cualquier eventualidad, fuere hacer un upgrade de las partes, o hacerle mantenimiento general al instrumento, la Stratocaster resulta de ser una de las cosas más sencilla para trabajar -aquellos que han montado electrónica en una Les Paul saben de qué ando hablando-. En general, todos los aspectos que comprenden esta guitarra están pensados para generar una guitarra de calidad, con el menor trajín a la hora de manufactura, permitiendo entonces su masificación inmediata. 

El jack: No está al costado de la guitarra, como resulta la norma en otros modelos, sino en ángulo, en su propia placa, y en la parte superior del instrumento. Aquellos que usamos guitarras hollowbody, o SG’s, sabemos el miedo que da usar un cable recto en un instrumento con el jack montado en la parte superior. Aquellos que usamos Telecasters y Les Pauls, sabemos lo fastidioso que a veces resulta el jack en el costado.

Puedo seguir con un par de cosas más, pero realmente voy a terminar esta oda a una guitarra que ha sido igual de popular, que imitada. Sin duda alguna toda una obra maestra.

En la próxima entrega de esta serie de artículo, quiero que analicemos otros modelos y por qué realmente cada guitarra en sí, es la mejor guitarra jamás creada, y que todas las diferencias entre ellas son realmente eso, diferencias, pero las bondades de cada modelo de instrumento esconde en sí mismo un universo de posibilidades increíble que no podemos dejar de resaltar.

¿Quién sabe?, de repente terminas encontrándote en una Stratocaster o, como me pasó una vez, en una Jaguar

Atento a las siguientes entregas, en las que le hacemos una disección un tanto específica, pero no demente ni literal, a cada uno de los modelos de instrumentos, para conseguir qué la hace tan especial y por qué algunos prefieren una sobre otra. 

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