Hay muchos mitos en la música y ni hablar del tema grabación. Hay también, posturas contrapuestas entre los ingenieros de sonido, entre lo estrictamente teórico y lo que realmente percibimos en nuestros oídos. No hay una verdad absoluta sobre cómo hacer las cosas, pero lo importante es estar seguro de lo que uno hace y por qué.

Es muy común que la gente crea que mientras más bits o mayor frecuencia de muestreo, la grabación va a ser más fiel. En cierta forma, es verdad. Pero la cuestión no pasa por saber si mientras más altos esos parámetros es mejor, sino, saber cuánto es lo suficiente, es decir, cuál es el límite entre lo audible y lo no audible para considerarlo de excelente calidad. Cuando aparecieron por primera vez los CDs, todos nos quedamos maravillados por la impresionante calidad de sonido de las grabaciones. Desde el rock bien crudo hasta la más suave música clásica. Durante años, nunca sentimos ni la más mínima necesidad de mayor resolución, ni razón alguna por la cual debería aumentarse la frecuencia de muestreo o la cantidad de bits.

El tema es que fueron surgiendo teorías que empezaron a cuestionar la calidad de los CDs. Al mismo tiempo, la digitalización se fue popularizando y la fabricación y venta de equipos ya no estaban en manos exclusivas. Aumentar parámetros y estándares, no siempre llevan una lógica técnica, aunque son una herramienta para vender productos nuevos.

La lógica técnica, muchas veces se la escribe a modo de marketing. Cuando se estableció el estándar de 44.100hz y 16 bits del CD, no fue porque era imposible hacer grabaciones más “grandes”, sino que fue el parámetro más que suficiente para grabar audio de la más alta fidelidad para los oídos humanos. Aumentar la cantidad de bits a 24, no mejora la fidelidad del sonido, sino que agrega un poco de rango dinámico.

En otras palabras, agrega un margen un poco más amplio de variedad de volumen. Aumentar la frecuencia por arriba de los 44,1Khz, la hace teóricamente más fiel en su definición, pero ya estamos hablando de parámetros por fuera del alcance de la audición humana. Los 44,1 khz, equivalen a más del doble de frecuencia del sonido más agudo que un oído prestigioso y en excelente estado de salud puede escuchar. Cuando nos referimos a los bits, creemos que es mejor 24 que 16, pero sin embargo, muchas veces se escucha eso de músicos de rock, cuyas grabaciones están súper comprimidas, es decir, reducidas drásticamente en su rango dinámico, por lo que los 16 bits les sobran y por mucho.

Los defensores de los 24bits y 96khz, aducen a factores como el aliasing. Sin embargo, nunca nos hemos quejado ni identificado esos factores durante años. Todavía recuerdo la sensación hermosa que me produjo escuchar mi primer CD, con la guitarra acústica de “Wish you were here” de Pink Floyd y lo sigo disfrutando, al igual que la enorme cantidad de CDs que se grabaron o digitalizaron en 44,1khz y 16 bits.

Hace falta más? Tampoco nos olvidemos que el estándar sigue siendo ése y grabar en mayor definición significa que deberemos transformar nuestra mezcla en el formato estándar, mediante procesos que no podemos controlar. Tampoco nos olvidemos que vivimos en la era del mp3, donde, paradójicamente, a pesar de evolucionar la tecnología, se retrocedió en calidad de audio en la búsqueda de ocupar menos espacio de almacenamiento.