Un huérfano en la postguerra: La Historia de la Roland CR-78 el primer Drum Machine.

 Al nombrar a Roland, la mayoría de las personas piensa principalmente en sus míticos sintetizadores, o su cotizada línea de amplificadores, como los clásicos Jazz Chorus o los prácticos CUBE, y quizás otros más recordarán que Roland es la empresa detrás de la linea de pedales BOSS. Pero pocos saben que Roland comenzó fabricando Drum Machines.

El Relojero Huérfano.

Ikutaro Kakeashi, fundador de la Roland, nació en Japón en 1930. Quedó huérfano cuando apenas tenía 2 años de edad, por lo que tuvo que trabajar desde niño, primero en una fábrica de submarinos de guerra y luego a los 16 ingresaría en el negocio de reparación, primero de relojes y luego de artículos electrónicos, actividad que estaba floreciendo a consecuencia de la prohibición de importaciones en el japón de la postguerra. Curiosamente, otros futuros gigantes de la industria, Torakusu, Yamaha y Matthias Hohner, comenzaron también como relojeros.

En 1954, funda la Ace Electrical Company y empieza a diversificarse, interesándose en la fabricación de instrumentos musicales. El primer producto comercial que la nueva empresa produciría sería la R1 Rythm Ace de 1964, la primera caja de ritmos a transistores de la historia.

En 1972 decide abandonar Ace y fundar una nueva compañía totalmente dedicada a los instrumentos musicales, dando lugar al nacimiento del futuro gigante Roland. Otra vez el primer producto de la compañía de Kakeashi sería una Caja de Ritmos, la TR-77 (TR por Transistor Rythm), la cual sería antecesora directa de la máquina que nos compete.

¿El primer verdadero Drum Machine?

En 1977, Roland lanza el sucesor de la TR-77, la Roland Computer Rythm-78, una máquina con fuente de sonido analógica, pero que fue la primera de su tipo en usar un microprocesador digital como unidad lógica. A diferencia de sus antecesores, la CR-78 permitía no solo reproducir los ritmos pre cargados, sino crear tus propios patrones y almacenarlos, así como también activar o desactivar individualmente los sonidos y cambiar patrones en tiempo real, con lo que se conseguía infinidad de patrones diferentes. Además, utilizaba el protocolo sincro 24 PPQ, para sincronizarlo con grabadores y generadores de tempo, dándole status de gear de estudio.

Genesis fue la primera banda en reconocer y adoptar la CR-78, cuando Mike Rutherford compró 3 de un solo golpe mientras la banda estaba de tour en Japón y convenció a sus compañeros de comprar una más cada uno (para exasperación de Phill Collins, quien vio la máquina como competencia, pero irónicamente luego la usaría hasta el cansancio en casi todos sus discos como solista). Blondie usaría la máquina en las inolvidables Atomic y Heart of Glass, y más recientemente, forma parte del arsenal sonoro de Underworld, BT y Fatboy Slim, entre otros.

Hoy en día, con el redescubrimiento del apetito por los instrumentos vintage, ha habido un renovado interés en esta máquina, pero, ¿realmente vale la pena comprarla? Es la humilde opinión de este autor, que no. Más allá del factor nostalgia y de que son una hermosa pieza de gear, sigue siendo difícil de programar y sus capacidades para perfomance en vivo parecen limitadas hoy en día. Además, a diferencia de otros Drum Machines clásicos (Linn Drum, serie TR de Roland, Simmons, etc.), sus sonidos son bastante simples, por lo que es muy fácil sustituirlos por una librería de samples. Quizás por eso, a pesar de su relativa rareza, su precio actual es de sólo una cuarta parte de su precio original de lanzamiento. Claro, siempre queda el gusto que sentimos los coleccionistas por poseer una pieza de la historia de la música.

Nota del autor: La EKO CompuRythm de 1972, era una caja de ritmos programable por medio de su interfaz, muy similar a la que luego usaría la propia Roland en su serie TR. ¿Por qué no llamo entonces a la EKO el primer Drum Machine? En primer lugar, no permitía guardar los patrones que habías creado y en segundo lugar, no tenía conexiones MIDI, CV/Gate ni SMPTE, por lo que no había manera de sincronizarla con Synths, grabadores de cinta u otras cajas de ritmo. Además de que se fabricaron solo 15, por lo que difícilmente puede considerarse un producto comercial, sino más bien un prototipo. Igualmente, fue omitido intencionalmente el kit que ofrecía PAIA en 1977 para ensamblar en casa un Drum Machine, por no ser un producto finalizado y por la infinidad de variaciones que fueron introducidas por los usuarios finales al armarlas.